Tips para cuidar la piel en la ducha

Ducharse es un hábito que la gran mayoría de nosotros realizamos a diario. Aunque parezca algo muy simple que llevamos haciendo desde niños, hay una serie de tips que merece la pena tener en cuenta para cuidar la piel en la ducha y que esta no sufra lo más mínimo al contacto con el agua y los distintos productos como geles. Muchos de nosotros cometemos errores a la hora de ducharnos y lavarnos el pelo que perjudican a nuestra piel.

A continuación hemos recopilado una serie de consejos que merece la pena tener en cuenta para nuestra piel se mantenga perfecta tanto a corto como a largo plazo. Son tips muy sencillos de seguir; simplemente es necesario habituarse a ellos.

Consejos para cuidar la piel en la ducha

  • Ducharse más de una vez al día

En verano, sobre todo en aquellas zonas en las que hace mucho calor, ducharse más de una vez al día, por ejemplo por la mañana y por la noche, es algo muy tentador. No obstante, es un hábito que no resulta en absoluto beneficioso para la piel. Si hace demasiado calor y necesitas darte una ducha sí o sí, aquí van dos consejos a tener en cuenta. El primero es que la ducha no sobrepase los dos o tres minutos de duración y, a ser posible, que sea con agua templada o fría. Y en segundo es que no utilices gel de baño; la ducha debe ser sólo para refrescarte.

  • Depilarse en la ducha

Son muchas las mujeres y los hombres que utilizan la cuchilla como método de depilación. Así, es muy frecuente hacerlo aprovechando el momento de la ducha ya que resulta más higiénico. Sin embargo, no es nada recomendable depilarse con el gel de ducha mientras cae el agua por encima. Para hacerlo, mejor optar por geles o espumas específicos y siempre con agua templada o fría.

  • Cepillar las uñas a conciencia

Las uñas son una de las zonas del cuerpo a las que se les presta menos importancia a la hora de lavarlas. Aprovechando el momento de la ducha, es una buena idea que, con un cepillo específico para las uñas de las manos y los pies, se aplique gel y se froten bien todas y cada una de ellas hasta que queden relucientes.

  • No hay que olvidarse de la ducha

La espalda también es importante en la ducha. Aunque a la mayoría le resulte un poco complicado frotar a conciencia esta zona, hay que tener en cuenta que es en la espalda donde más células muertas se acumulan. En el mercado existen un amplio abanico de productos para frotar la ducha con facilidad y sin ningún esfuerzo.

  • Temperatura del agua

Poner el agua a una temperatura adecuada es fundamental para cuidar la piel tanto a corto como a medio y largo plazo. Durante los meses de invierno pocas cosas hay más reconfortables que tomar una ducha caliente a 38 o 40 grados centígrados; si bien es cierto que puede hacerse de vez en cuando, no es nada recomendable hacerlo a diario por el bien de la piel. La temperatura del agua idónea en la ducha es de 30 grados centígrados más o menos; esto es, templada.

  • Utilizar champú en exceso

Utilizar champú en exceso no es nada bueno para la piel. Es más, puede resultar contraproducente, provocando que el cabello quede sin brillo y con un aspecto de sequedad; y no solo eso, sino que además, puede causar picores o incluso descamación en el cuero cabelludo. La cantidad de champú óptima depende lógicamente del tipo y largura de la melena, pero generalmente no es recomendable sobrepasar el tamaño de una nuez.

  • El aclarado es clave

Es muy habitual que, con las prisas, no se le preste al aclarado la importancia que realmente tiene. Aunque pueda parecer algo que no tiene la más mínima trascendencia, retirar correctamente todos los restos de gel que puedan quedar en el cuerpo es clave; de lo contrario, pueden aparecer enfermedades de la piel como la dermatitis irritativa.

  • Champús y geles perfumados

Actualmente, existe una tendencia en auge a utilizar productos perfumados en la ducha. Si bien es cierto que tienen un aroma fantástico y que ayudan de una manera notable a hacer de la ducha un momento de relax único, hay que tener en cuenta que este tipo de champús y geles contienen una gran cantidad de químicos. Por lo tanto, existe un cierto riesgo a desarrollar alergias o dermatitis, sobre todo en las pieles más sensibles. Conviene utilizarlos muy de vez en cuando.

Como puedes comprobar, todos los consejos son muy sencillos; no te costará nada llevarlos a cabo. Ahora solo te falta añadirlos a tu rutina de ducha.