Aprovecha la ducha para estirar y relajar tus músculos

Los estiramientos son fundamentales para que los músculos se mantengan perfectos, libres de tensiones que no hacen sino agarrotarlos y endurecerlos; en definitiva, para prevenir lesiones y tendinitis. No obstante, uno de los mayores errores que muchos de nosotros cometemos a diario es no estirar los músculos en el lugar y de la manera adecuada. Uno de los sitios más recomendables para realizar estiramientos es bajo la ducha; sin embargo, son muy pocas las personas las que lo hacen.

Los beneficios de estirar los músculos en la ducha

Todos nosotros sabemos que la ducha es el lugar idóneo para relajarnos y deshacernos de todas las tensiones acumuladas. No hay nada más placentero que llegar a casa después de un duro día de trabajo y darnos una ducha de agua caliente; eso sí, esta no debe superar los 37 grados centígrados porque sino puede resecar y eliminar la barrera natural de la piel. Pues bien, si combinamos los beneficios de una ducha de agua caliente con estiramientos moderados, el resultado es fantástico. El cuerpo se recupera en tiempo récord tanto a nivel físico como mental, de manera que conseguimos un gran descanso.

Cómo estirar los músculos en la ducha

El factor más importante para conseguir estirar y relajar los músculos de la manera adecuada en la ducha es la fuerza del agua. Actualmente se pueden encontrar en el mercado alcachofas que permiten regular la presión del agua; es importante que sea capaz de lanzar agua a gran velocidad para que estimule los músculos.

El primer paso es colocarnos de pie en la ducha, de manera que la zona del cuerpo en la que queremos estirar los músculos mire directamente hacia el chorro de agua. Aunque al principio resulte algo complicado sobre todo si los músculos están agarrotados, debemos mantener unos tres minutos la presión del agua sobre la zona. Esta presión es fantástica ya que activa la circulación de la sangre y mejora la recepción de nutrientes en los músculos del cuerpo. De esta manera, conseguimos que se recuperen en tiempo récord.

Durante esos tres minutos, lo ideal es que el primer minuto estemos totalmente quietos, de manera que el chorro de agua caliente incida directamente sobre la zona a tratar. Luego, los dos minutos restantes podemos aprovecharlos para hacer estiramientos suaves y lentos; es importante tener en cuenta que estos ejercicios no deben doler en ningún momento porque el dolor es señal de que algo no va bien.

Ideas de ejercicios para realizar en la ducha

Algunos ejemplos de estiramientos moderados en la ducha son los siguientes:

  • Cuello: muy suavemente, movemos el cuello hacia ambos lados y, luego de hacia atrás hacia delante. Es un tipo de estiramiento muy sencillo pero que viene de lujo para relajar los músculos del cuello, en los cuales se suele acumular toda la tensión.
  • Brazos: en función del espacio disponible que tengamos en la ducha, podemos estirar los brazos hacia delante y hacia atrás, haciendo movimientos de 180º; o, si el espacio es más reducido, simplemente levantar y dejar caer los brazos.
  • Pies: también es importante estirar los músculos de los pies. Con un pie apoyado en el suelo, hacemos movimientos de 360º con el otro, el cual debe estar apoyado sólo en la punta. Este ejercicio sólo es recomendable en duchas que sean antideslizantes y que tengan algún elemento de soporte.
  • Cintura: a la hora de estirar, no debemos olvidarnos de la cintura. Este es uno de los ejercicios más sencillos; basta con apoyar las manos en la cintura y hacer movimientos de 360º.

Realizar estos estiramientos a la vez que recibimos la presión del agua caliente sobre el cuerpo nos permite que los músculos se recuperen de manera muchísimo más rápida.

Hay que tener en cuenta que la ducha es uno de los lugares del hogar en el que más resbalones se producen. Por lo tanto, recomendamos realizar estos estiramientos sólo si dispones de una ducha antideslizante y con algún elemento de soporte. Tampoco son aconsejables si tienes un mal equilibrio o tienes tendencia a marearte.