Conoce los beneficios de una ducha escocesa
La ducha escocesa actúa combinando agua muy caliente y muy fría, la cual se aplica a alta presión Generalmente, las sesiones de ducha escocesa duran entre 15 y 30 minutos y se toman después de una sesión de sauna. En primer lugar, la sauna, debido al calor, hace que se dilaten los poros de la piel. Y, en segundo lugar, la ducha escocesa elimina todas las toxinas de la piel con mayor facilidad debido a que los poros están dilatados.
¿Cuáles son los beneficios de la ducha escocesa?
- Uno de los principales beneficios que proporciona la ducha escocesa es que reactiva la circulación sanguínea. Un punto a tener muy en cuenta para personas con algún tipo de problema de circulación, o para aquellas que hayan estado muchas horas de pie.
- La ducha escocesa es exfoliante, de manera que elimina las células muertas acumuladas en la piel. De esta manera, la piel consigue respirar, mejorando así de manera considerable su aspecto.
- El principal beneficio de este tipo de ducha es que proporciona un gran bienestar, tanto a nivel físico como mental. La ducha escocesa masajea la piel de una manera muy suave y reconfortante, de manera que resulta ideal para todas aquellas personas que necesiten relajarse y despejar su mente.
- Además, el contraste de agua fría y caliente de la ducha escocesa permite relajar todo el sistema muscular. Una opción extraordinaria para personas con una gran carga física.
- Si se toma la ducha escocesa con frecuencia, esta tiene efectos muy beneficiosos sobre el sistema inmunológico. Lo fortalece, evitando así la aparición de enfermedades víricas e infecciosas.
¿Se puede tomar una ducha escocesa en casa?
Hasta hace relativamente pocos años, este tipo de duchas solo podían tomarse en spas y centros de belleza. No obstante, actualmente también existen cabinas de ducha escocesa que se pueden instalar en cualquier vivienda. Aunque, si no quieres gastarte demasiado dinero, también puedes disfrutar de una ducha escocesa con una ducha estándar alternando el agua fria y caliente a gran presión; el agua caliente debes aplicarlo sobre los hombros y el pecho, mientras que el agua fría debes reservarlo para la zona inferior, piernas y pies.
Todo el mundo puede disfrutar de una sesión de ducha escocesa en casa. Eso sí, no es recomendable en mujeres embarazadas, niños, así como tampoco en personas enfermas.