¿Cuál es la temperatura perfecta para una buena ducha?

Si te preguntan a qué temperatura pones el agua cuando te duchas, responderás que depende del momento. Una fría mañana del mes de diciembre seguro que lo que más te apetece es pasar unos minutos debajo de un chorro de agua caliente; mientras que una calurosa noche de verano seguramente te apetezca una ducha bien fría. Pues bien, los expertos han dado con la temperatura perfecta para una buena ducha.

Temperatura de la ducha 

Tomar una ducha con agua a una temperatura de entre 18 y 24 grados resulta beneficioso para la piel y el organismo en general. Sin embargo, no es aconsejable que sobrepase los 3 o 4 minutos de duración para evitar el entumecimiento.

La ducha con agua fría es la mejor alternativa para cerrar los poros. Además, resulta especialmente ventajosa para personas con problemas circulatorios ya que mejora la irrigación. También reduce la inflamación, acelera el metabolismo y tensa la piel.

Durante los meses de otoño e invierno, ducharse con agua caliente es algo muy tentador. No obstante, los expertos desaconsejan abusar a diario de las duchas en las que el agua sobrepase la temperatura corporal, esto es, 37 grados centígrados.

La razón es que el agua muy caliente elimina los lípidos y la grasa natural de la piel. Así, por un lado, la piel tiende a tener un aspecto más cuarteado y áspero, acelerando así su proceso de envejecimiento y la aparición de arrugas. Y, por otro lado, se pierde la protección natural, de manera que la piel queda totalmente expuesta a los agentes externos; así, es más sencillo que aparezcan determinadas enfermedades como dermatitis o diversas alergias.

Ventajas de la ducha templada

La temperatura ideal del agua a la hora de la ducha es templada, esto es, entre 25 y 30 grados; eso sí, no es aconsejable que la duración supere los 5 minutos.

Los beneficios de una ducha con agua templada son muchos y muy variados. En primer lugar, el aspecto de la piel mejora notablemente ya que ésta permanece hidratada y tersa, con los poros cerrados; en caso de tener picor en la piel, el agua templada es un gran calmante. En segundo lugar, mejora la circulación, así que es lo mejor para personas con problemas de varices. Y, en tercer y último lugar, estimula el metabolismo, de manera que te sientes más enérgico y activo.

Toma la ducha con la temperatura ideal

Si bien es cierto que tomar una ducha con agua caliente tiene más desventajas que ventajas, ésta te ayuda a estar más relajado. ¿Por qué? Porque cuando sales del agua caliente sientes una ligera disminución de tu temperatura corporal, haciendo que el cerebro sienta una sensación de adormecimiento.

Lo más aconsejable es tomar la ducha a una temperatura de entre 25 y 30 grados. A partir de ese punto, añadiendo simplemente un minuto y medio a tu rutina de ducha diaria, puedes conseguir recargar tus pilas al 100%.

Una vez termines de ducharte, baja la temperatura del agua al mínimo posible; trata de que no sea inferior a los 15 grados centígrados. Mantente bajo el chorro medio minuto. Luego, eleva la temperatura del agua hasta los 40 grados para incrementar el flujo sanguíneo. Por último, vuelve a descender de nuevo la temperatura del agua hasta los 15 grados y mantente bajo el chorro otro medio minuto.

Por lo tanto, lo más aconsejable para tu salud es que mantengas durante todo el año el agua de tu ducha a una temperatura templada.