Claves para una ducha perfecta

Dedicar el tiempo recomendado al aseo para después hidratarse bien, forman parte importante para definir cómo debe ser una ducha perfecta.

Consejos prácticos para un buen aseo personal

Nuevos estudios realizados por Eucerin indican, que más de la mitad de los ciudadanos españoles no se hidrata correctamente ni llevan a cabo una ducha en perfectas condiciones. La mayoría dedica más de 15 minutos y exceden las temperaturas recomendadas según las investigaciones realizadas.

Las personas encuestadas describen la ducha como un momento de relajación muy placentero en un 55%, mientras el resto solamente consideran una necesidad el tiempo de ducha. Un dato importante que arrojan estos análisis indica que el baño se produce en el hogar en el 92% de los interrogados y el 75% se ducha hasta siete veces en la semana.

El 60% usa agua demasiado caliente al ducharse invirtiendo más tiempo del recomendado, siendo lo más beneficioso las temperaturas entre 28 a 30 grados y no más de 10 minutos para evitar que la piel sufra sequedad.

Los productos empleados después del aseo para la hidratación del cuerpo y la cara, son las claves principales que definen la ducha perfecta. Los expertos en este aspecto aconsejan jabonarse el cuerpo con la mano y con esponjas suaves evitando una excesiva exfoliación, que provoca irritaciones o sensibilidad en toda la piel.

El tiempo bien aprovechado masajeando unos minutos el cuerpo todos los días, sin exceder los 10 minutos y con agua templada, protege las defensas naturales de la epidermis.

¿Cuándo y cómo ducharse?

Existen distintas opciones para una ducha perfecta optando por bañarse a primera hora de la mañana, cuando se quiere empezar la jornada con mayor vitalidad o energía. Relajarse y conciliar mejor el sueño con un baño por la noche, es otra posibilidad para quienes necesitan dormir bien después de un día agotador, escuchando música y colocando velas en el cuarto de baño.

El uso de toallas con rizo aporta un secado suave que beneficia la absorción del agua, evitando frotar la piel en exceso, un aspecto fundamental después de la ducha.

Experimentar los beneficios de una higiene corporal adecuada implica valorar algunos interesantes aspectos:

  • Ducha diaria: decidir la cantidad de veces por semana que nos duchamos, depende de las costumbres y especialmente de las zonas húmedas o calidad donde vivimos, también del trabajo físico que desarrollamos. La frecuencia depende de cada persona, pero es preciso conocer que los geles de baño pueden dañar la piel y el exceso de champú el cuero cabelludo porque reseca la epidermis, que segrega naturalmente sustancias protectoras de infecciones.
  • Temperatura: regular el agua de la ducha templando es lo más acertado, una buena opción para el cuerpo porque el agua caliente arrastra toda la grasa natural de la piel, dejándola vulnerable a todo tipo de problemas. Ahorro de energía con una regulación aproximada a los 30 grados para una ducha adaptada a las necesidades del cuerpo y bolsillo.
  • Higiene del rostro: es importante lavarse bien la cara con limpiadores especiales para cada tipo de piel durante la ducha perfecta, porque el agua en la temperatura ideal abre los poros y favorece la purificación con productos adecuados.
  • Método de higiene: se aconseja comenzar de arriba abajo, empezando por lavarse la cabeza y siguiendo por las extremidades de forma cuidadosa, frotando con esponjas suaves para no dañar la epidermis. Enjabonarse el cuerpo utilizando el gel en elementos accesorios que ayuden a una mejor higiene durante el proceso, desde el cuello hasta llegar a la espalda y tobillos es importante para completar el lavado corporal.
  • Lavar las partes íntimas: es una recomendación de los urólogos en hombres y ginecólogos en mujeres, evitando el jabón en la zona de la uretra en lo posible.
  • Afeitarse: al igual que la depilación durante la ducha son dos acciones acertadas, porque el vello estará húmedo y los poros permanecerán abiertos durante el proceso, haciendo sencilla su eliminación.
  • Lavarse los pies: frotarse cuidadosamente ayuda a eliminar las bacterias, suciedad y piel muerta de estas extremidades con suficiente jabón, evitando la presencia de hongos en la piel.
  • Uso de toalla: finalizar la ducha enjuagando y aclarando el cuerpo solamente con agua es lo correcto, para secarse con una toalla delicada de rizos que absorbe mejor la humedad. No se debe frotar con fuerza la piel seca en especial, porque se producen irritaciones o enrojecimientos.
  • Humectación: utilizar después de secarse una crema humectante ayuda a mantener la nutrición y luminosidad de todo el cuerpo, porque los poros permanecen abiertos. La piel muerta desaparece y se recupera la tonificación natural de los tejidos, logrando un aspecto saludable en toda la piel. Los hombres generalmente después de afeitarse en la ducha se aplican loción especial para la zona y consiguen un mejor efecto, mientras las mujeres prefieren una buena crema hidratante o loción corporal.