¿Por qué las duchas frías pueden ser más efectivas que la cafeína?

Apaga el despertador. Levántate de la cama aún con las legañas de una noche de sueño profundo. Avanza, como puedas, hacia el baño. Quítate el pijama y enciende la ducha. No regules la temperatura para que salga caliente el agua. Con este calor, e incluso cuando las temperaturas bajen, date una ducha fría. Te servirá para despertar y para tener energía para todo el día por su efecto estimulante. Además, disfrutarás más de la sensación de calor que te dará luego envolverte en la toalla para secarte. Descubre todas las ventajas que puede aportarte una ducha con agua fría.

Estos son los beneficios de las duchas con agua fría

Es muy posible que te resulte poco apetecible colocarte debajo de la ducha cuando el agua esté fría y, seguramente, necesitarás un periodo de adaptación para evitar temblores, especialmente en invierno. Son muchos los expertos que las recomiendan como un estimulador del sistema inmunitario, puesto que, como ocurre con el calor o el hambre, contribuyen a poner en alerta este sector de nuestro organismo.

Además, el agua fría estimula el sistema simpático, que está involucrado con la reacción de pelea o de huída que los seres vivos solemos desarrollar ante las amenazas. Aumenta nuestro ritmo cardíaco, nos ponemos en alerta, agudiza nuestros sentidos y detiene la actividad de ciertos órganos que no resultan imprescindibles para la supervivencia en caso de amenaza. Por ello, podríamos afirmar que una ducha fría podría llegar a ser incluso más efectivo para despertarnos por las mañanas que un buen café.

Las duchas con agua fría son propicias especialmente para personas que tienen problemas de circulación, con mayor intensidad en las piernas, donde se producen dolores por varices o mala circulación. Estos problemas pueden mejorarse con duchas de agua fría. Asimismo, es muy buena para conseguir que, aquellos que hacen ejercicio físico, puedan relajar sus músculos y conseguir que se recuperen después de hacer deporte. La teoría que se instala detrás de este hábito afirma que sumergirse en agua fría ayuda a que el dolor disminuya y se acelere la recuperación de las pequeñas fisuras en los músculos que generan con el deporte.

Sin embargo, las duchas de agua fría no son buenas solo a nivel físico, sino que también son de gran ayuda para conservar una buena salud mental, dado que pueden ayudar a tratar la ansiedad y la depresión, según afirman algunos expertos. El agua fría consigue que el organismo se vuelva más potente a la hora de luchar contra los cambios químicos y hormonales que sufren las personas que tienen depresión y atenúa los efectos del estrés.

De la misma manera, este tipo de acto de higiene provoca que, en contacto con el agua fría, se acelere nuestra respiración, por lo que se acelera el sector cardiovascular. Esto se explica, porque el cuerpo necesita más energía para hacer frente al frío, por lo que se incrementa el ritmo de adquisición de oxígeno y cambia frecuencia con la que la sangre circula por nuestro organismo.